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Logro de dos astrónomas de la UBA

Logro de dos astrónomas de la UBA
Primer plano de una nebulosa lejana. Obtuvieron la imagen más precisa de un objeto astronómico que está a 25.000 años luz de distancia

"Logramos obtener la imagen de mayor resolución jamás obtenida que permite ver con más detalle la nebulosa que existe alrededor de una estrella de neutrones. Este estudio aporta una o varias piecitas al rompecabezas cósmico en el que trabaja gente de todo el mundo para entender cómo mueren las estrellas, por qué explotan, o comprender, por ejemplo, el origen de los rayos gamma, los más energéticos del universo", destacan las doctoras Gloria Dubner y Elsa Giacani, del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE).

Su investigación mereció la tapa de la prestigiosa revista europea Astronomy & Astrophysics . La figura de primera plana muestra un objeto ubicado en el centro de nuestra galaxia, a 25000 años luz de distancia; es decir que la señal luminosa que las científicas argentinas captaron en un observatorio de Australia fue emitida hace 25 mil años.

"Cuando explota una supernova del tamaño de veinte soles, queda muy compactada en el centro una estrella de neutrones de unos 20 kilómetros de diámetro", dice Dubner, investigadora principal del Conicet, que para dar una idea de las características de esta materia, que es una de las más densas que puede existir en el universo, compara: "Es como si se comprimiera el Aconcagua a un tamaño tal que cupiera en una cucharita de café".

Esta esfera minúscula dentro de las dimensiones cósmicas gira sobre su eje a velocidades exorbitantes y arroja ráfagas de energía en direcciones opuestas, como un faro en el espacio. "Si esos chorros apuntan hacia la Tierra, emiten una señal que aparece y desaparece; de allí su nombre de púlsar, y lo hace de modo tan regular que parece generada a propósito. Es más: cuando se las descubrió en 1967, se pensó que podrían ser faros de extraterrestes que marcaban rutas en el espacio y se demoró la noticia hasta que se comprobó por otras mediciones que se trataba de un hallazgo astronómico", cuenta Dubner.

Este púlsar o estrella de neutrones no sólo desparrama partículas a 250 mil kilómetros por segundo, sino que crea grandes campos magnéticos insoportables para cualquier material de nuestro planeta, y conforma una nebulosa con vientos tremendamente energéticos.

Este panorama celestial, aunque parezca infernal, se completa con los restos de la "cáscara" de la estrella desintegrada que, como una burbuja envolvente, avanza y barre con todo a su paso como la onda expansiva de una bomba.

A esta nebulosa alimentada por la estrella de neutrones, denominada G-0.9+0.1 (por las coordenadas galácticas de su ubicación), dirigieron la mirada las especialistas argentinas. Se trata de una fuente de rayos gamma que concentra la atención de los científicos.
Faro cósmico

"Uno de los motivos de la importancia de la astronomía de los rayos gamma es que ahora se desarrollaron instrumentos para poder medirlos", indica Giacani. Por su parte, Dubner agrega: "Cuando se anuncia una detección de rayos gamma, los investigadores salen a buscar el objeto astronómico que los está emitiendo". Estos cazadores de rayos gamma los persiguen porque aún la ciencia no dio respuestas acerca de su origen.

El estudio de Dubner y Giacani insumió tres años de trabajo. "Las observaciones las realizamos en un interferómetro, que es un conjunto de antenas que brinda numerosos detalles. A través de este instrumental no se ven las estrellas, sino figuras de interferencia, un holograma, una figura muy compleja llena de franjas claras y oscuras que no se asemeja en nada al objeto que uno está observando. Sólo tras un complejo procesamiento matemático de estos datos se obtiene la imagen de cielo. A partir de entonces se empiezan a realizar los cálculos físicos e interpretaciones", relata Giacani, investigadora independiente del Conicet, sin ocultar su alegría por el resultado obtenido.

"Nuestro trabajo, además de aportar más resolución de detalles que imágenes anteriores no mostraban, permite testear modelos teóricos que vienen de la década del 50 y discutir cuál es la física que está atrás de este caso", agrega.

En este sentido, Dubner señala: "La idea es tratar de entender la física que describe estos objetos tan compactos. A veces se piensa que están hechos de materia extraña, porque ni siquiera los nombres de las partículas atómicas y subatómicas que conocemos funcionan allí".