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Hablando de Astrología: (2) ¿en qué hablan los astrólogos?

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Es gente que habla raro decía mi abuela, y lo decía tanto de los “gringos”, como de los abogados, o los astrólogos… y yo creo que tenía razón, al menos en lo que se refiere a abogados y astrólogos, sobre todo éstos últimos, porque un habeas corpus, o un magna lex, si te ha tocado estudiar el latín en la escuela mal no la llevas, pero con qué te comes un Quincuncio Plutón Mercurio, o una Cuadratura Neptuno Luna..? Otra que chino, que con el del súper salvo en unos envases que dice que le debo, nos ponemos bien de acuerdo.
Alejandro Fau | Hablando de Astrología: (2) ¿en qué hablan los astrólogos?

Lo cierto es que existe un antes y un después luego de estudiar astrología que sucede en las personas. En algunos el cambio es muy notorio en el sentido de que ya es imposible comunicarse con ellos de un modo que llamaríamos normal. No pueden pronunciar una frase sin que contenga una palabra extraña, o una referencia que se nos antoja estrambótica a primera vista, como por ejemplo: “Eso es culpa de tu Marte-Saturno”, como si se refiriese a algún pariente por nosotros desconocido… o van a la tienda y dicen al dependiente con cara apenada: “Mejor quítame los bizcochos y la mermelada, que tengo una cuadratura de Júpiter a la luna y así de seguro termino gorda en lugar de millonaria”, con lo que el pobre muchacho no sabe si sonreír, o llamar a la Sanidad Pública. Pero por lo general nadie les dice nada, pues alternan estos supuestos desvaríos con otros altos grados de lucidez inusitada. Pero sí, lo cierto es que inicialmente se les altera la comunicación notoriamente.

Hay dos razones fundamentales para que esto suceda en principio. La primera es que acaban de descubrir un lenguaje altamente sintetizador y preciso, pero que creen que pueden utilizarlo con cualquiera en todo tipo de lugar y circunstancia. La segunda, es que es el único modo de decirnos lo que quieren y para lo que nunca han encontrado la palabra… y ninguna de las dos justifica el hecho de querer forzar a otro a aceptar nuestro argumento así como así y solo porque nosotros lo decimos. La razón profunda, es que todo su sistema de pensamiento está cambiando, y se le hace muy costoso subirse de nuevo al caballo cuando se ha descubierto que hay Ferraris. Pero tampoco esto lo justifica, pues el otro no tiene ni remota idea de lo que se le está diciendo.

Más de la mitad de las personas que estudia, o estudió astrología, prefieren no hablar del asunto. No porque los avergüence de algún modo, o no hallan comprendido o descubierto nada, es solo que no saben como hacerlo… puesto que no hay fórmulas que digan cómo hacerlo. Mi abuela, que aparte de decir barbaridades cocinaba como una abuela, había desistido de explicar de qué se trataba el “Locro” a los extranjeros amigos de hijos y nietos que continuamente asaltaban su reducto culinario, más parecido al laboratorio de un loco alquimista que a una cocina, atraídos por el olfato… prefería meterles una cucharada en la boca y preguntar: “¿Rico?” al tiempo de apartar unos cubiertos y un plato más para poner en la mesa. Todos pedían más… y lo recomendaron en cuarenta idiomas a quien quisiera oírlos, pero no podían explicarlo, claro, por toda explicación cada uno en su lengua solo decía: “¡Pruébalo! ¡Pruébalo!” 

simbol¿Pero aquí cómo pruebas un lenguaje si no media una palabra? ¿O cuando la palabra a lo sumo puede aspirar a ser un “casi” o un “más o menos, pero no siempre”? Donde una mínima alteración, cambia el sentido de todo… pues de un milagro, no es lo mismo creerlo que crearlo, y de un lenguaje no es lo mismo pensarlo que decirlo. Es aquí donde el único recurso posible al que puede apelarse es al Arte… y parte de éste Regio Arte llamado Astrología, es la palabra… Los clásicos griegos dicen que el Arte se divide en 6 ramas: La Música, la Pintura, la Danza, la Escultura, la Arquitectura y la Oratoria; y que un hombre para ser apreciado por sus pares debía al menos conocerlas todas, ser diestro en tres y dominar cabalmente una. Quien dominaba cinco era considerado un Sabio además de un Artista… Es curioso, pero la única materia que no he visto enseñar en escuela astrológica moderna alguna, es la Oratoria: El Arte de Decir, y de decir con gracia además. Aún no diciendo nada. Porque hay siempre como un aire vago, inaprensible y etéreo, pero tan presente en eso que no se dice, que de por sí supera toda falta y es en sí-mismo no siendo, en el momento justo y no siempre, pues un silencio no suena igual en cualquier sitio, ni sugiere lo mismo en cualquier parte, eso cualquier músico lo sabe.

Cierto es también, que a lo largo de los milenios hemos pulverizado las palabras vaciándolas de significado, y hemos de agregarles cada vez un mayor contexto para que finalmente digan algo parecido a lo que en verdad querríamos decir. Pero esto que es nefasto en la palabra escrita, es porque encierra una singular ventaja en la transmisión verbal susceptible de ser aprovechada en cualquier lenguaje habitual y que es lo que recrea el idioma de un modo continuo, deformándolo, adaptándolo, contaminándolo, exterminándolo… la resignificación continua de sus palabras. El continuo acuerdo de su significado circunstancial, va consumiendo la idea original de su propio contenido para terminar primero diciendo otra cosa, o varias, y luego nada. Si el lenguaje astrológico pudiera enunciarse sin dudas desde hace mucho sería ya una lengua muerta. Pero siempre hemos hablado de él, y escrito, aún en Caldeo, Hitita, Acadio, en Arameo o Sumerio, lenguas que podemos ahora leer, pero que ni siquiera sabemos cómo suenan pues ya nadie las habla, porque están muertas. 

oirEl lenguaje habitual, éste que tenemos de las palabras dichas o escritas, es obra del intelecto humano. Sus articulaciones y dinámica responden a un principio simple de lógica mecánica fácil de aprender y de enseñar, aunque no exento de las complejidades propias de una mente creativa. El Lenguaje Sagrado, pues de uno de ellos hablamos, es anterior a lo humano. Es la Lengua en que nos habla la Naturaleza, es la mítica Lengua de la Creación con la que no se construyen frases, sino mundos. Los hombres han encontrado el modo de darle una notación, eso llamado grafía, símbolo, o signo. Pero al no poder enunciarlo es incapaz de alterar su contenido o su dinámica, y su dinámica, está muy por encima de lo que habitualmente llamamos lógica. De allí que sea inaprensible por aquello que ampulosamente llamamos el pensamiento científico.

Cierto es también, que pretendemos haber creado toda una ciencia en torno a la Astrología. Una ciencia llena de palabras… llena de palabras raras y de signos que utilizamos desde hace milenios. Muy útil cuando uno habla con otros “científicos” como uno, pero completamente inútil para con los de otra especie. Inaceptable, dirán. Aunque también a ellos les pase lo mismo en su vida cotidiana… he visto a un físico tratando de explicarle a la mucama el efecto electromagnético de las nanopartículas de polvo en las superficies membranosas de polímeros de baja densidad, cuando hubiese sido más fácil para lograr su objetivo que le dijera: “Martha, por favor pase el plumero a la pantalla de la lámpara”… incluso le hizo unos gráficos que adornó con dos o tres ecuaciones y flechas que señalaban aquí y allá mientras hablaba del aporte de energía proveniente de los fotones al fenómeno… y ante el total desconcierto de la mujer, concluyó diciendo: “Olvídelo! Traiga café, por favor…”. Ella no volvió nunca, por lo que el café debimos tomarlo en otro lado, y la lámpara del techo siguió sucia hasta que él mismo se subió a limpiarla días más tarde.

Es verdad que el lenguaje habitual, con sus ambiguas y múltiples interpretaciones, y sus malas interpretaciones, nos han metido en más de un problema desde que el mundo es mundo escribiente y parlante, y cuando hablamos de astrología en un lenguaje habitual y profano como son el español o el inglés, el sueco o el japonés, olvidando que es solo un recorte infinitamente pequeño aquello que decimos de lo que queremos enunciar, los resultados suelen ser muchas confusiones y supuestos bastante deformados y espantosos de lo que era la idea original. No reniego aquí de la palabra, no, ni del poder que ella tiene, reniego aquí del afán de retenerlas, y de confundirlas con una idea. Cazadores y pescadores diseñan trampas y redes para atrapar a sus presas, más cuando se asa la liebre y se fríe el pescado ya se han olvidado ambos de ellas, pues han logrado el objetivo primario de procurarse una sustancial y deliciosa cena. Las palabras son los andamios que nos ayudan a construir la catedral de la idea que queremos transmitir, pero una vez transmitida ésta, debe ser despojada de sus andamios para ser contemplada en toda su plenitud sin distorsión, y ser así totalmente comprendida y completamente aprovechada. 

wordsSomos reacios a abandonar las palabras, nos dan seguridad. En un mundo cada vez más globalizado, plagado de diferentes culturas, idiomas e ideales, nos entregamos de lleno al recorte seguro que nos da el lenguaje que conocemos y terminamos confundiéndolo con la verdad, y con la realidad que es lo más grave. Una vez que podamos despojarnos de la tremenda importancia que damos a las palabras, no solo vamos a poder hablar y escribir libremente, sino que de verdad vamos a poder comunicarnos realmente. El artista utiliza el engaño y la mentira para mostrar la verdad, y el político para ocultarla. “No importa que sea cierto o no lo que te cuento, lo que importa es lo verdadero que te estoy diciendo.”, decía Don Juan Matus a Carlos Castaneda ante el estupor que le causaban a éste las historias que le contaba a fin de instruirlo en el Camino del Guerrero. A su modo Lao Tsé hace 3.000 años también nos lo decía: “El Tao que pueda nombrarse nunca será el verdadero Tao”... Más también las palabras retienen por algún tiempo su poder, lo mismo que la imagen, la música y la forma. Sino ni Don Juan ni Lao Tsé, ni Mozart, Miguel Ángel o Van Gogh, nos hubiesen impresionado tanto a tal distancia.

Quien quiera dedicarse al ejercicio de la astrología, debe saber que su función básica siempre será la de traductor, y que para poder traducir con cierta idoneidad y criterio, se deben conocer, cabalmente y al menos, dos lenguajes. La dificultad estriba en que no puede lograrse aquí una traducción por medio de un simple intercambio mecánico de palabras entre una lengua y la otra, una traducción literal, digamos. Pues la traducción que se hace no es entre lenguajes de un mismo nivel de significados, como podrían serlo el alemán y el chino. Se debe ser en verdad conocedor y diestro para retorcer de tal modo un lenguaje común y conocido, para que diga algo que por definición no puede enunciarse ni escribirse. Se debe ser un sabio artista, como dirían aquellos griegos, una suerte de raro poeta que lea en la arquitectura de una imagen la música que danzan las esferas, y esculpa con palabras un bello y esclarecido discurso que nos conmueva y signifique hasta en lo más profundo del alma.

4 Comentarios

erminia (15.Jul.2008 @ 02:10 gmt) dijo,
gracias Alejandro, considero igual que tu que la "traduccion" del símbolo a la explicación es una taréa imposible y a veces desesperante.
El arte de comunicar lo astrologico pareciera una suerte de danza, mimo, oratoria,fabulación onírica, contador de cuentos itinerante, donde el cuerpo mismo del astrologo debe ponerse en juego, incluyendo los silencios como bién lo dices en tu bello articulo.
Sinó uno sale de una consulta "aliviado" porque "se viene" un tránsito de Jupiter a Venus o aterrado por que "se viene" una cuadratura de Plutón a Marte, sin tener idéa del profundo significado interno y no tanto externo de esos eventos.
Es un tema importantísmo para la reflexión de los astrologos de hoy.
cariños
erminia
lucas f (5.Ago.2008 @ 03:30 gmt) dijo,
Entiendo tu postura Alejandro,pero me parece que en toda especializacion ocurre lo mismo, los fisicos, biologos, psiquiatras, psicoanalistas, etc, etc, se expresan en el lenguaje de signos propios a su saber, cuando lo quieren poner en léxico popular parece una boludéz lo que te dicen.
Que se yo, por ej es claro que a uno el psicoanalista no le dice "usted esta fijado en la etapa anal" pero te dice "no será que su angustia frente a los gastos cotidianos tendra que ver con la retencion intestinal?" "Usted se queja de estreñimiento por ejemplo, ¿no lo asocia con no querer que salga dinero de su bolsillo?"
y de verdad lo digo a mi me sonaria mejor que me diga que tengo a Saturno en Tauro en la II.
Me atrevi a escribirte porque es un tema que a mi me preocupa, como astrologo y psicologo.
A veces es mejor hablar con simbolos y que el que escucha busque informacion acerca del tema. Es clarisimo que los astrologos entre nosotros hablamos como "locos delirantes" frente a los no-astrologos, pero bueno, es nuestro lenguaje...
Me gusta mucho tu articulo y esto que te comento es para relexionar mas sobre el tema.
saludos
Lucas f
Alejandro (5.Ago.2008 @ 14:00 gmt) dijo,
Hola Lucas F. !

No estoy en contra de que cada gremio o especialización mantenga y amplíe, si lo cree necesario, su arrevesado lenguaje particular en pos de ahondar aún más en su saber; sino del hermetismo que eso conlleva a la hora de cominucarse con un profano.
No creo que tu vida profesional se resuma al solo hecho de "Diagnosticar" algo... pero si es así, estoy de acuerdo contigo, no es tu función explicar o aliviar al consultante, sino el informarle de aquello que padece, y que luego vea qué hace con eso con alguien que sí sepa de qué se trata, con otro psicólogo o astrólogo.

El ejemplo del psicólogo que das, es claro en lo que digo... no le dice a su paciente: "está en la etapa anal" y lo manda a estudiar de qué se trata eso para que después venga a preguntar de nuevo. Trata de que el paciente lo entienda en su propio lenguaje. Es eso que digo que los astrólogos estamos perdiendo, el lenguaje común y humano...
Julia (25.Ago.2008 @ 16:37 gmt) dijo,
El tao te ching hace referencia a esta busqueda del punto justo, para que las palabras no abrumen y puedan actuar como puente para el conocimiento de lo sutil:

"Hablar es también un hacer, una acción; y la comunión con el misterio es posible sólo a través del silencio. Y sólo cuando el lenguaje es usado de manera sugestiva o alusiva, por referirse a algo que lo supera y que puede ser meditado en silencio, tendríamos una especie de hablar-no hablando"