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Un Microquásar Revela Que los Agujeros Negros Influyen Más en su Entorno de lo Que Se Creía

Un Microquásar Revela Que los Agujeros Negros Influyen Más en su Entorno de lo Que Se Creía
Después de un estudio de lo que en realidad es una galaxia en miniatura inmersa dentro de otra de tamaño normal, igual que una muñeca rusa o matrioska, unos astrónomos han concluido que los agujeros negros masivos son más poderosos de lo que se suponía hasta ahora.

Un equipo internacional de astrónomos, dirigidos por Manfred Pakull en la Universidad de Estrasburgo en Francia, ha descubierto un “microquásar”, un pequeño agujero negro cuyo peso es parecido al de una estrella, y que dispara chorros de partículas radioemisoras al espacio.

Llamado S26, el agujero negro se encuentra dentro de una galaxia normal llamada NGC 7793, que está a 13 millones de años-luz de distancia.

Pakull y sus colegas han observado a S26 con el conjunto de radiotelescopios ATCA, que está ubicado cerca de Narrabri, Nueva Gales del Sur, Australia, y que depende de la CSIRO.

Estas observaciones muestran que S26 es un análogo casi perfecto de pequeño tamaño de las "radiogalaxias” y de los “radioquásares” mucho más grandes.

Las radiogalaxias y los radioquásares de gran potencia están casi extintos hoy en día, pero dominaron el universo temprano, miles de millones de años atrás, como dinosaurios cósmicos. Contienen un gran agujero negro, miles de millones de veces más masivo que el Sol, y disparan grandes chorros de partículas con emisión de ondas de radio, que pueden alcanzar millones de años-luz de extensión.

Los astrónomos han estado trabajando durante décadas para averiguar de qué forma estos agujeros negros forman sus chorros y cuánta de la energía del agujero negro le transmiten estos chorros al gas que atraviesan. Ese gas es la materia prima para la formación de estrellas, y el efecto de los chorros en la formación de las estrellas ha sido objeto de acalorados debates.

Usando una combinación de datos ópticos, de rayos X y de radio, los científicos fueron capaces de determinar la cantidad de energía del chorro que sirvió para calentar el gas a su alrededor, y cuánta se usó para hacer que el chorro brille en longitudes de onda de radio.

Han llegado a la conclusión de que sólo alrededor de una milésima parte de la energía fue necesaria para crear el resplandor en ondas de radio.

Eso significa que los chorros de los agujeros negros pueden ser más potentes y más eficientes de lo que se pensaba, y que su efecto de calentamiento sobre las galaxias que los albergan puede ser más fuerte.