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Morir en 40 segundos: detalles de la tragedia del Columbia

Morir en 40 segundos: detalles de la tragedia del Columbia
En un informe de 400 páginas, la NASA reveló el pasado 31 de diciembre el «minuto a minuto» previo al desastre. La agencia espacial norteamericana se ha tomado cinco años y cuatrocientas páginas para dar a conocer al mundo los detalles del accidente que mató al comandante Rick Husband y a los astronautas Willie McCool, Michael Anderson, David Brown, Kalpana Chawla, Ilan Ramon, el primer israelí en viajar al espacio, y Laurel Clark, cuyo marido, Jonhathan Clark, antiguo oficial médico de la NASA, ha participado en la investigación.

La agonía de los siete astronautas de la NASA que el 1 de febrero de 2003 perdieron la vida en el transbordador espacial Columbia duró cuarenta segundos. Ese es el tiempo que transcurrió entre que la tripulación perdió el control hasta que el vehículo se desintegró al chocar con la atmósfera.
Un informe de la NASA concluye que todos los tripulantes perdieron la consciencia y la vida incluso antes a causa de fallos de los trajes, los cascos y los asientos que les causaron «traumas letales». No está claro que supieran que iban a morir: sin saber que no era posible recuperar el control de la nave, lucharon por ello hasta el último aliento.

En esencia lo que el informe concluye es que dada la gravedad del accidente los astronautas habrían muerto de todos modos aunque no hubiera habido fallos «letales» en su equipo de cabina. Pero en otra clase de siniestro eliminar a tiempo estos fallos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Wayne Hale, alto oficial de la NASA, ve en esto la máxima justificación de haberse puesto a hurgar en la herida.
Información censurada

En una teleconferencia de prensa, Hale recordó que la muerte de tres astronautas en 1967 un accidente durante las pruebas en tierra para la misión del Apolo 1, cuando se declaró un incendio en un entorno de oxígeno puro, habría podido evitarse de tener los datos de un accidente muy parecido en un programa anterior de la Unión Soviética. «Pero entonces ellos no compartían esta información», lamentó.

Ciertamente la NASA tampoco se había caracterizado hasta ahora por una política de extrema transparencia sobre sus fracasos. Incluso ahora la información del Columbia está censurada -hay muchos detalles técnicos pero se elude dar detalles médicos de cómo murió cada astronauta-, para respetar la intimidad de las familias de las víctimas.

Cadena de fallos

El informe ya resulta bastante estremecedor a poca imaginación que se tenga. Los tripulantes del Columbia pudieron morir asfixiados al despresurizarse la nave o estrellados contra las paredes y objetos de la nave, sobre todo los que no estaban sentados en sus asientos cuando se produjo el accidente. Casi la mitad no llevaban guantes ni casco. Pero incluso los que lo llevaban todo comprobaron que al ser el casco un elemento externo al traje, de diseño sobrevenido, no encajaba bien; en lugar de fijar y proteger sus cabezas las golpeaba con una contundencia mortal.

Fallaron también los arneses que sujetaban la parte superior de los cuerpos, que quedaron expuestos a una rotación enloquecida. No se activaron mecanismos protectores que requerían activación manual cuando los astronautas ya habían perdido la consciencia.

El informe incluye 30 recomendaciones para mejorar la seguridad de futuras misiones tripuladas al espacio, que son una de las prioridades del actual jefe de la NASA, Michael Griffin, desde su nombramiento en 2005. Es decir que fue nombrado por el presidente saliente, George W. Bush.

«Mantener a Mike»

Lo normal sería que el presidente entrante, Barack Obama, se planteara su relevo. Pero su esposa, Rebecca Griffin, ha lanzado una campaña para promover que siga en el puesto. En la vigilia de Navidad empezó a mandar cartas y e-mails pidiendo apoyos. Ha creado incluso un sitio web al grito de Keep Mike (mantener a Mike), y por ahora ha obtenido cientos de firmas a favor, incluido un astronauta, Mike Fincke, que se solidarizó con su jefe desde la estación espacial internacional.

¿Puede tener algo que ver con esta campaña navideña la difusión del dramático informe del Columbia justo en estas fechas? Los oficiales de la NASA consultados defienden el calendario del informe con el argumento de que las familias pidieron que estos datos se hicieran públicos en una época en que los niños no van a la escuela, y así se les puede comentar la cuestión «tranquilamente en casa».