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¿Por qué a Plutón de le Congeló el Corazón?

¿Por qué a Plutón de le Congeló el Corazón?
Plutón es conocido, entre otras razones, por su región con forma de corazón. Un corazón helado, para más señas. Se trata del glaciar Sputnik Planum y su nacimiento es fruto de la combinación de las características de la superficie de este planeta enano y sus diversos procesos atmosféricos.

A esta conclusión ha llegado un estudio de la revista Nature, después de simular por ordenador los cambios que tanto el clima como el terreno han sufrido a lo largo de miles de años. Los mismos que crearon el paisaje que inmortalizó la misión New Horizons.
Sputnik Planum es un glaciar masivo compuesto en su mayor parte por nitrógeno helado, además de monóxido de carbono y metano. Ocupa un espacio de cuatro kilómetros de profundidad por mil de ancho. Para entender cómo surgió, los autores del estudio, de la universidad francesa Pierre y Marie Curie, simularon la evolución de los componentes químicos que se depositaron sobre Plutón a lo largo de 50 mil terrestres.


Metano y nitrógeno, helados

 

Así han comprobado que el terreno condiciona la formación del glaciar porque son las cuencas profundas las que permiten intensificar el enfriamiento del hielo. El modelo también predice que la mayoría de las heladas que se producen de forma estacional desaparecerán en la próxima década. El modelo también reproduce la cantidad de compuestos volátiles observados en la atmósfera y da cuenta de las superficies heladas de metano, incluso de nitrógeno, que cubren de forma temporal la superficie de Plutón a latitudes medias y altas, lo que explica el brillo que se observó en el polo norte en 1990.

 

Los depósitos más finos de nitrógeno helado también se localizan en latitudes medias hacia el norte; los de metano, por su parte, cubren la mayor parte del planeta a excepción de la regiones ecuatoriales.

 

Una belleza “majestuosa”

 

El 14 de julio de 2015, la sonda New Horizons de la NASA llegó hasta Plutón, tras una asombrosa odisea espacial de 5 mil millones de kilómetros que tardó casi una década en llegar a su destino. Las detalladas imágenes transmitidas demuestran que es un cuerpo geológicamente activo, con montañas, planicies, dunas e incluso glaciares.

 

Plutón, además, ha seducido a todos los amantes de la astronomía por su majestuosa belleza, tras descubrirse el espectacular color ocre de su superficie y una región justo sobre su ecuador con forma de corazón, que la NASA ha bautizado como la “Región de Tombaugh” en honor a su descubridor, el científico Clyde Tombaugh, cuyas cenizas fueron lanzadas a la órbita del “planeta”, luego de que falleciera en 1997, a los noventa años de edad.

 

De hecho, millones de personas siguieron en directo la llegada a Plutón a través de las redes sociales, demostrando que la ciencia también puede ser “trending topic” en la era de Twitter. En definitiva, este apoteósico viaje hasta los confines del Sistema Solar ha vuelto a reflejar una vez más la curiosidad insaciable del homo sapiens, el único animal que siempre quiere saber qué hay más allá de la última frontera.

 

Hoy, ya somos capaces de fabricar máquinas voladoras para explorar mundos lejanos en el espacio, como antes había imaginado la mente visionaria de Julio Verne. Este año, la Humanidad ha viajado hasta el corazón de Plutón con ciencia real, y mientras tanto ha seguido soñando con galaxias “muy, muy lejanas” en la ciencia ficción. Las nuevas aventuras del Halcón Milenario contra los villanos del malvado Imperio en el último episodio de Star Wars quizás sean un preludio de un futuro en el que conquistaremos otros mundos, incluso más allá de nuestro Sistema Solar. Que la fuerza nos acompañe.