¿De qué color es realmente Plutón?

Es decir, Marte, considerado el planeta rojo, Neptuno y sus suaves franjas azules... Pero hay uno tan alejado y frío, que siempre se creyó que sería blanco por estar eternamente helado. Sin embargo, con la llegada de la sonda New Horizons, cuanto creíamos saber sobre Plutón cambió. Por ejemplo el color. ¿De qué tono es realmente?
El color real de Plutón
La NASA envió a la sonda espacial New Horizons en 2006 en un viaje de 9 años que le llevaría a los confines del Sistema Solar. Esta nave tenía como misión alcanzar y sobrevolar Plutón, el alejado y frío planeta enano que marca el final de los mundos solares y el comienzo del Cinturón de Kuiper. Tras una serie de complejos cálculos matemáticos para afinar el acierto de la misión New Horizons, la nave alcanzó su objetivo, y todo cuanto creíamos saber de Plutón cambió para siempre. Por ejemplo, el verdadero color del planeta.
Tal y como se pensaba, Plutón esconde muchas más sorpresas de lo que a priori se podía pensar. La más llamativa de todas, su color, pues no es blanco en realidad, ni mucho menos, es rojo. No obstante, pese a ser similar en este sentido a Marte, su tonalidad no es uniforme.
¿Por qué es Plutón rojo?
Lo cierto es que a día de hoy, los astrónomos e investigadores no saben muy bien por qué Plutón se observa rojo. Una de las hipótesis más aceptadas es que contiene moléculas orgánicas en su superficie que producen esa coloración. Las citadas moléculas son llamadas tholins, un compuesto que es generado cuando la luz ultravioleta del Sol descompone el metano y el nitrógeno. Así pues, estas moléculas llamadas tholins llueven constantemente sobre la superficie de Plutón generando este color rojo escarpado tan característico del planeta enano.
La importancia de los tholins en la astrobiología
La existencia de los tholins en la superficie plutoniana es de vital importancia para los astrobiólogos, ya que estas moléculas son la columna vertebral de los aminoácidos, una de las bases necesarias para la creación de vida tal como la conocemos.
No obstante, los tholins no están vivos propiamente dichos, pero son orgánicos. Es decir, que la diseminación de estos fueron básicos en el desarrollo de la vida en la Tierra. Y aunque no se pueden fabricar en nuestra atmósfera, pueden ir enganchados en cometas o asteroides procedentes del espacio profundo.
No es por tanto de extrañar que un mundo que se presumía frío y muerto, tipo Mercurio, pero en el opuesto, resulta que está muy vivo. Se conjetura que tiene rocas heladas y planicies muy vastas con flujos de hielo, montañas masivas y una fina atmósfera con nubes. Es decir, toda una asombrosa y agradable sorpresa que merece la pena que siga siendo investigada.