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UN TELESCOPIO EN LA ANTÁRTIDA PARA CONOCER MEJOR LAS ESTRELLAS

UN TELESCOPIO EN LA ANTÁRTIDA PARA CONOCER MEJOR LAS ESTRELLAS
El proyecto IRAIT es una iniciativa para instalar el primer telescopio Europeo en el continente antártico. Se trata de un proyecto internacional del que forman parte investigadores del Departamento de Física Teórica y del Cosmos de la Universidad de Granada. En concreto, los profesores Carlos Abia e Inmaculada Domínguez del Grupo Evolución Estelar y Nucleosíntesis, han participado activamente en el desarrollo de este proyecto que se espera entre en funcionamiento el próximo verano, aprovechando la celebración del Año Internacional de la Astronomía.

Por: Miguel Ángel Pérez

 

Para desarrollar su trabajo, los astrónomos necesitan tomar imágenes y espectros de diferentes objetos cósmicos con sofisticados telescopios situados en observatorios astronómicos. Es el caso del Observatorio de Calar Alto, situado en Almería, el Observatorio canario de Roque de los Muchachos o el Observatorio de la Silla, situado en Chile. También existen telescopios espaciales situados en satélites que orbitan alrededor de la Tierra, aunque éstos suelen tener un período de utilización menor y con un mantenimiento mucho más costoso que aquellos situados en la superficie terrestre. Ambos proporcionan datos a científicos de todo el mundo sin los cuales no podrían seguir avanzando en el conocimiento del espacio, los astros y sus procesos. Sin embargo, el proyecto en el que están inmersos los investigadores granadinos adquiere un carácter puntero ya que persigue construir el primer observatorio astronómico europeo en la Antártida, con la finalidad de aprovechar las idóneas características que presenta el cielo antártico para la observación astronómica.

 

En concreto, el proyecto IRAIT (International Robotic Antarctic Infrared Telescop) instalará el nuevo telescopio en la base italo-francesa Concordia, situada en la región antártica conocida como Dome C. Se trata de una iniciativa dentro del VI Programa Marco de la Unión Europea en la que los científicos granadinos trabajan en estrecha colaboración con investigadores del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (CSIC) y con científicos italianos de la Universidad de Perugia y del Observatorio de Teramo. 

 

El telescopio tendrá una lente de un diámetro de ochenta centímetros y estará capacitado para captar las imágenes de la radiación emitida por los cuerpos celestes, principalmente en el infrarrojo. Este detalle hace aún más novedoso el desarrollo del proyecto IRAIT, ya que en los observatorios tradicionales, situados a latitudes más bajas, es muy difícil captar imágenes de calidad en este tipo de radiación. Sin embargo, estudios sobre la calidad del cielo en la región Dome C muestran que es un lugar idóneo para realizar observaciones en el infrarrojo, al tener un cielo con mayor transparencia, escasa humedad, ausencia de viento y temperaturas muy bajas, que facilitan al telescopio la toma de este tipo de información. Esto permitirá conocer mejor los procesos que tienen lugar en los astros a bajas temperaturas, como es el caso de estrellas en sus últimas fases de evolución, objetos que emiten principalmente radiación infrarroja y que hasta ahora no se han podido estudiar con detalle.

 

El año pasado, en una primera fase del proyecto, se envió al continente antártico buena parte de la infraestructura necesaria para la instalación del telescopio. Actualmente, sólo falta por enviar el sistema óptico del telescopio y el sistema de captación de imágenes (la cámara infrarroja). El primero ha sido desarrollado por los investigadores Carlos Abia e Inmaculada Domínguez del Grupo Evolución Estelar y Nucleosíntesis de la Universidad de Granada, quienes contrataron a la empresa catalana Nuevas Tecnologías Espaciales S.A. para el diseño y construcción de este sistema. La construcción de la cámara ha sido desarrollada por los científicos italianos de la Universidad de Perugia, y ambos sistemas se encuentran actualmente en el Observatorio de Teramo donde son implementados para optimizar su funcionamiento. “Si todo va bien, esperamos que el telescopio pueda tomar sus primeras imágenes a finales de 2009”, indica Carlos Abia, del equipo de científicos granadinos.

 

 

Un primer paso

 

Los observatorios tradicionales presentan una serie de inconvenientes para la óptima toma de imágenes del cielo. Es el caso de la presencia de vapor de agua en la atmósfera, que se condensa y reduce la visibilidad, así como la existencia de nubes que imposibilitan su funcionamiento. Estas dificultades se acentúan para la captación de imágenes en el infrarrojo, dado que son los propios telescopios los que emiten radiación infrarroja al estar a temperatura ambiente, lo que acarrea muchas veces considerables gastos en sistemas de refrigeración.

 

De forma teórica se cree que todos estos inconvenientes están solventados en la Antártida y que la observación astronómica desde este continente helado aportará mucha mayor información que la obtenida hasta hoy. Por todo ello, el proyecto IRAIT está destinado, no sólo a instalar el primer telescopio en el polo sur, sino también a estudiar la viabilidad de éste como centro referente en la observación y producción de datos sobre los cuerpos celestes y el cosmos.

 

Una vez esté operativo, IRAIT facilitará imágenes a los astrónomos, quienes, en la primera parte de su trabajo, tratan las imágenes mediante software específicos para filtrarlas y limpiarlas, dejando aquéllas con datos de la radiación o energía que más les interesa. “Las imágenes aportadas por IRAIT nos ayudarán a conocer más y mejor nuestra investigación, sobre todo aquella exclusivamente relacionada con la radiación infrarroja, como el estudio de la composición química de estrellas que emiten a baja temperatura o el conocimiento de las supernovas termonucleares”, afirma Inmaculada Domínguez.

 

El proyecto, que ha requerido de un enorme esfuerzo internacional, se encuadra dentro de los trabajos del consorcio ARENA (Antarctic Research: an European Network for Astronomy), programa europeo destinado a estudiar las posibilidades que la Antártida puede aportar a la investigación astronómica. En la actualidad, ya hay un grupo de investigadores trabajando en la Antártida para tener todo el equipo preparado y en funcionamiento para recibir el sistema de captación de imágenes. Una vez todo esté integrado, el telescopio también requerirá de un grupo de científicos que supervisen y desarrollen el mantenimiento de este nuevo instrumento de observación, para asegurar un óptimo funcionamiento que garantice el éxito de esta iniciativa estelar.