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¿La vida vino de Ceres? Dawn Descubre Mucha Materia Orgánica Allí.

¿La vida vino de Ceres? Dawn Descubre Mucha Materia Orgánica Allí.
La sonda Dawn de la NASA hizo posible el descubrimiento de grandes cantidades de materia orgánica en el planeta enano Ceres. Los astrónomos responsables del descubrimiento hablaron sobre sus hallazgos en un artículo recién publicado.

La autora del estudio, Hannah Kaplan, destacó que los nuevos datos no hubieran podido ser obtenidos de no ser por otros descubrimientos anteriores.

 

Así, en marzo de 2015, la sonda tomó imágenes de un monte piramidal de 4 kilómetros con unas manchas blancas que eran todo un misterio para los científicos, lo que permitió que más tarde se resolviera el enigma.

 

Resultó que el montículo era en realidad un criovolcán extinguido y las manchas blancas eran los restos de vapor acuífero. Junto con otras capas de hielo que fueron encontradas sobre la superficie del planeta, los científicos llegaron a la conclusión de que Ceres tiene un océano subterráneo.

 

Según cuenta Kaplan, su equipo se interesó mucho por la influencia que la materia orgánica de la superficie del planeta pudo tener sobre la composición del agua en dicho océano. Durante su investigación, los astrónomos descubrieron que la composición de las rocas sobre la superficie de Ceres era parecida a los condritos de carbono que se encuentra en los asteroides y, en menor medida, en la Tierra.


"Si analizamos Ceres buscando materia orgánica 'espacial' parecida a la terrestre, resultará que aproximadamente la mitad de su superficie está cubierta de considerables yacimientos similares", comentó Hannah Kaplan.


Según sus palabras, esto es mucho más que la anterior estimación de entre el 6% y 10% de materia orgánica.

 

Asimismo, estas cantidades de materia orgánica 'espacial' no se pueden explicar por los impactos de asteroides sobre el planeta. Si fuera así, las cantidades serían demasiado pequeñas o los asteroides serían demasiado grandes como para que el material orgánico pudiera sobrevivir al impacto.

 

Se espera que otras dos misiones interplanetarias, la Hayabusa-2 y la OSIRIS-REx, arrojen más luz sobre los nuevos interrogantes enviando de vuelta a la Tierra fragmentos de estas rocas. Ello permitiría estudiar en mayor detalle la composición química de los condritos.